LECTURA: Retardos Psicomotores de Origen Afectivo.

AUTORA: J.M. Tasset.

La psicomotricidad implica tanto el plano psíquico como el motor. Los niños que padecen retardos motores presentan secundariamente retardos psíquicos. (retardos motores + retardos psíquicos = retardos psicomotores).

Por lo tanto, el educador de psicomotricidad debe conocer perfectamente los elementos de base de la efectivomotricidad para estar en condiciones de ayudar al niño a superar su retardo en ese aspecto. El test afectivo-motor más completo para medir los elementos de base es el elaborado por el doctor Lerminiaux. A continuación se describirán las reacciones afectivomotrices más comunes.

RIGIDEZ: refleja la importancia del súper yo. Existen las hipótesis de que ésta se debe a que el medio familiar o social del niño atribuye una excesiva importancia a la apariencia exterior o que es una manera de disimular una inseguridad en los contactos con los demás.

RAPIDEZ: la persona está motivada por lo que sigue a la acción y ni por lo que hace. Las hipótesis muestran que no se valoriza la acción presente, sino que se pone el acento sobre lo que sigue, sin cuidar la calidad de lo que se hace.

LENTITUD: se distinguen 2 tipos de lentitud; la lentitud de oposición, en la cual la persona manifiesta su oposición actuando o trabajando lentamente, y la lentitud perfeccionista, en la que el niño desea la perfección en su trabajo y considera que mientras éste no sea perfecto, el trabajo estará mal. Las hipótesis señalan que la primera se debe a que al niño no se le permite expresarse libremente, y la segunda a que se exige demasiado al niño.

EXUBERANCIA: Es cuando una persona no se deja penetrar por las emociones, por lo tanto reacciona con gritos, llantos y múltiples gestos. La hipótesis genética establece que en el medio familiar o social en que se desarrolla el niño prevalece un sentimiento de culpa frente a la sensibilidad.

TORPEZA: se presenta cuando una preocupación ajena a la acción principal ocupa el primer plano. Por ejemplo, cuando a un niño se dirige a la sala cargando una bandeja de tazas de su mamá. Le recomiendan un sinnúmero de veces que tenga cuidado y no vaya a tropezarse con la alfombra o el sillón. El niño obedientemente presta atención a todo lo que le dicen, pero en el camino se le caen las tazas. ¿Era normal que fuera a tropezarse con la alfombra o el sillón si no fuera cargando las tazas? No, pero él prestó toda la atención a las indicaciones y no al hecho de llevar las tazas cargando. Las hipótesis muestran que se debe al hecho de que en el medio familiar ponen el acento sobre lo que no debe hacer, y no sobre lo que debe hacer.

EMOTIVIDAD: toda acción produce en el individuo una emoción que puede ser de diferente naturaleza y manifestarse de diferentes formas (alegría, pena, etc). Se debe a que no se le permite al niño expresarse abiertamente o los padres reaccionan agresivamente ante las torpezas del niño.

REFLEJO DE OPOSICIÓN: se aplica a la persona que, por no sentirse “alguien” plenamente, depende de otros. Se debe a que no se permite al niño desarrollar plenamente su personalidad.

INDOLENCIA: se presenta cuando la acción es sentida como inútil o demasiado pesada. Se debe a que con anterioridad el niño suele renunciar muy fácilmente al trabajo que debe realizar.

FALTA DE EQUILIBRIO: la persona no se imagina que pueda obtener un buen éxito, ya que carece de confianza en sí misma y en sus capacidades. Se debe a que la persona no dispone de oportunidades para asumir sus propias responsabilidades.

Karla Mariela González Hernández.

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